miércoles, 8 de octubre de 2014

Masajes en pareja


Los llamados masajes sensuales no son otra cosa que un juego sensual entre dos, una sesión de caricias y seducción. Es decir, consisten en darse placer mutuo a través del tacto.


La mayoría de las parejas, con el tiempo, se habitúan a relaciones sexuales monótonas, basadas casi siempre en lo mismo (centradas principalmente en los genitales y en el coito). Sin embargo, a veces es necesario salir de la rutina, reavivar la llama en la cama si no queremos que se apague, y para ello, afortunadamente, existen muchos recursos (juguetes, juegos, fantasías…). ¿Y por qué no proponerle a tu pareja una sesión de masajes sensuales?. No sólo es una buena forma de relajarse y eliminar tensiones, sino que además ayuda a crear intimidad en una pareja y compartir placer con la otra persona. Más aún, este juego sirve para despertar nuestras terminaciones nerviosas y explorar zonas erógenas. Puede verse también como un regalo mutuo o una forma de conocimiento del cuerpo propio y de nuestra pareja (por ejemplo, la mayoría de los hombres no son conscientes de otras partes placenteras de su cuerpo, más allá de los genitales, y este ejercicio supone toda una revelación para ellos, mientras para ellas puede ser una forma de recibir afecto y despertar el deseo).

Para llevarlo a cabo, tan sólo es necesario reservar un momento para ambos, preparar el ambiente (cómodo, cálido, quizá unas velas y una música agradable, desnudos o con poca ropa, tumbados…), pudiendo utilizarse algún tipo de crema, loción o aceite para masajes que haga las caricias aún más placenteras, y si además es aromático será perfecto para despertar otro de nuestros sentidos (el olfato).

Las reglas del juego no están escritas, lo ideal es hablarlo y ponerse de acuerdo en cómo hacerlo, si por turnos, o un día uno y otro día otro… el tiempo (unos 20 minutos por persona puede estar bien), etc.

No existe una táctica infalible de cómo dar el masaje o las caricias, se trata de ir probando, preguntando qué le gusta y qué no a la otra persona, alternando la presión, el ritmo y la forma de tocar cada una de las partes de su cuerpo (cabello, sienes, nuca, párpados, labios, lóbulos de las orejas, cuello, espalda, hombros, brazos, dedos, palmas de las manos, pecho, abdomen, trasero, piernas, pies…). Se pueden incluir los genitales, aunque no es necesario.

Es importante tener en cuenta que estos masajes no tienen por qué ser un preludio para el coito, sino que pueden disfrutarse en si mismos sin hacer nada más después, pero es algo que la pareja debe ponerse de acuerdo.

Otro aspecto a destacar es que no sólo se pueden utilizar las manos para dar el masaje sino que la persona que lo está dando puede utilizar otras partes de su cuerpo, o algún objeto (una pluma, un trozo de tela…) que dé lugar a un mayor número de sensaciones en la persona que está recibiendo.

Finalmente, el secreto para dar placer en el masaje sensual es disfrutar haciéndolo, sentir el placer del otro como propio, notar erizarse su cuerpo, observar cómo su respiración se altera, descubrir lugares de nuestra pareja a los que normalmente no prestamos atención y hacer que descubra también esos lugares olvidados de su propio cuerpo… sabernos como poderosos creadores de placer y dejarnos llevar como recibidores.

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